“Venga, le digo”… una expresión de por estas tierras que suele estar acompañada de un “póngale cuidao”. Éstas expresiones tienen para mi la frescura y la gracia de lo nuevo, a lo no acostumbrado. Ellos sin saberlo me las dicen casi protocolarmente… yo siempre les pongo cuidao, pero por el hecho que mis oídos no están acostumbrados a esta fonética musical. Necesito ponerle cuidao xq no me quiero perder nadita…
El sábado 16 de abril, junto a un grupo de personas que pertenecen a un grupo de trabajo al cual me integro, iniciamos el ascenso del Cerro del Santísimo en Floridablanca.
Mil veces escuche el “venga le digo”, pero esta vez fue especial, no lo reconocí hasta después del relato que le siguió hubo de terminar…
Aún resuenan las palabras de Edgar, compañero de camino y futuro gran amigo. Si tal vez sea prematuro decir que te vas a convertir en amigo de alguien, pero cómo contradecir a la certeza que emana del corazón al escuchar cada palabra de una persona que, desde su simpleza, su humildad, recorre cada fibra de un citadino que pa'colmo proviene de las pampas de por allá debajo, de donde casi el diablo perdió la ruana (poncho)…
Venga le digo Don Marcelo… si ve a mis nietos? Toda vez que puedo los traigo a la montaña conmigo, ellos disfrutan mucho este paseo, pero sabe qué? Todos los chinos (niños) de las escuelas deberían subir periódicamente a la montaña. Y sabe qué? Deberían dejar de lado todas esas vaina (cosas) de televisión, jueguitos y esas maricadas (estupideces), los estupidizan, los encierran. Uno debe encontrarse más con la naturaleza, subir una montaña, si ve. Usted cuando camina por la montaña no debe hacerlo por la carretera, debe hacerlo por la misma vereda destapada (caminos sin pavimento), cada paso que da es una decisión que debe tomar, llegar a la cima es haber decido el camino y haber optado en cada paso por donde hacerlo… por eso mis nietos suben conmigo a la montaña…
Edgar es antropólogo, arqueólogo, es mi futuro gran amigo…
Daniel Marcelo Sosa
Arquitecto argentino